martes, octubre 27


Todo empieza en su mirada.
Nos acercamos lentamente mientras los besos envuelven el espacio.
Su mano rosa lentamente mi cuerpo, toca cada parte de mí.
Yo, completa de deseo me dejo llevar, por que siempre me hace conocer las mejores sensaciones.
Mi mano toca su pelo suave, mientras mi lengua se arrastra por su cuello, sigue hasta su pecho, me sumerjo en el abismo de su ombligo, desabrochando lentamente el pantalón y besando todo lo que estaba vestido. Su piel es el mejor sabor.
Vuelvo a darle besos mientras mi remera desaparece y me siento sobre el marcando mi eterno territorio. No dejes de tocarme, nunca dejes de hacerlo.
Los besos están llenos de lengua. Y mi nuca siente esa agitación que solo a el puede deberse. Es el momento justo donde ansío eternidad en sus huesos, en su piel. Es el momento justo cuando quiero que entre en mí y me haga suya para siempre. No podría vivir sin sus manos, no podría vivir sin el.
Llegue al punto de no poder tener en mi mente solo imágenes aisladas, tenía que imaginarlo sobré mi, tocándome a su manera, ahogándonos en sexo.
Me fascina el ángulo que se forma entre su cuello y su espalda, y verlo moverse encima de mí con esa intensidad exquisita que sabe como conquistarme cada vez más.
Me excita saber que mi cuerpo le pertenece.

Atenas

2 comentarios:

Julieta Lutz Díaz dijo...

Wow! No sabía que estabamos a nivel erótico ya. Pero muy bien, muy bien. Seguimos progresando, el año que viene vamos a taller? No podemos colgar, mi literatura esta siendo opacada por lo consiso y novedoso!!!!
Seguí así mi amiga poeta, tiras para arriba y lejos.

Pablo Oblea dijo...

Me encantó como escribiste esta sinceridad Atenas. Escribir sobre sexo no es nada sencillo, vos supiste hacerlo de una manera brillante, sin exagerar, tampoco sin dormir.

Saludo a imaginar.
Juani.