lunes, octubre 15

A ojos cerrados


Estamos acostumbrados a vivir en el mundo, y no es tan simple como parece.
No me culpes por nombrar mil veces la eternidad, porque es mi lugar seguro, simplemente porque no existe, y de alguna forma nosotros tampoco.
Somos los mismos y cerramos la voz.
-Estás presente en mis ausencias-
No me culpes por marearme cuando hacemos el amor, si cada vez que penetrás mi mente tengo la sensación de que ya no estoy viva.
No me culpes por no evadir los silencios, porque sé que las palabras llegan un poco más tarde.
-¡Ahí están!-
No me culpes por no tener curiosidad en tus ojos cuando están cerrados.
Somos parte de un vacío que no excita, y una lengua que no arrastra pensamientos hasta tu espalda.
No me culpes por querer levantarme y escuchar en tu aliento un abrazo.
No me culpes por salir del universo tantas veces.

Atenas